jueves, 12 de julio de 2012

Colombia duplica la extensión de su principal área protegida en la Amazonia

El Parque Nacional del Chiribiquete es la puerta de entrada a la Amazonia. Allí, estudios cientificos registran la primera presencia humana de América Latina
Al consolidar una zona protegida del tamaño de Holanda mediante la ampliación del parque de Chiribiquete, en lo profundo del país, Colombia blindaría a la Amazonia de un destino trágico. Sin embargo, aún falta para que esto se concrete.Ya se logró, entre otros, que la Agencia Nacional de Hidrocarburos renuncie a promover bloques petroleros en ese territorio por su importancia ambiental. Pero está en curso, y no está claro el resultado, la consulta previa con las comunidades indígenas aledañas...
Cuando en la conferencia Río+20, en Brasil, el presidente Juan Manuel Santos anunció que su gobierno había decidido doblar la superficie del parque natural más grande de Colombia, el Chiribiquete, de 1,5 a 3 millones de hectáreas, la aprobación fue general. Se trataría de uno de los gestos ambientales más contundentes en mucho tiempo, pues se trata de un parque clave para la protección de la Amazonia. Sin embargo, el proceso para concretar esa decisión aún dista de concluir.
En la antigüedad, los indígenas karijonas creían que el mundo y la humanidad se habían creado en la Serranía del Chiribiquete. Miles de años después, un estudio científico demostró que ese enclave en la Colombia profunda registraba la presencia del ser humano más antigua de Latinoamérica. Aunque su importancia arqueológica y natural es inmensa, casi nadie sabe siquiera que este territorio existe. Sin embargo, de la tierra de los karijonas depende en gran parte la sostenibilidad del planeta. El Chiribiquete es la puerta de entrada a la Amazonia, el bosque más grande que le queda al planeta. Por eso, la propuesta de ampliar su territorio a una superficie similar a la de Holanda es fundamental para la protección de lo que queda del llamado pulmón del mundo.

Hay dos razones por las cuales ampliar el Chiribiquete es importante. La primera es histórica. Colombia tiene la porción mejor conservada de la Amazonia, pues en los años 80 consolidó el sistema de áreas protegidas más ambicioso de la región. Esto hace que más del 80 por ciento de la selva sea parque natural o resguardo indígena, dos figuras que han blindado allí la entrada de actividades económicas depredadoras. La parte norte de la Amazonia, por el departamento del Caquetá, no tiene esa protección, y la agricultura y la ganadería la han vuelto la zona más deforestada del país. "Aquí una vaca puede tener dos hectáreas", confiesa el gobernador del departamento, Víctor Ramírez. El Chiribiquete, ampliado, sería una poderosa cuña entre la potrerización y la selva virgen. 

La segunda razón es científica. Según Martin von Hildebrand, del proyecto Amazonas 2030, todos los estudios de proyecciones del cambio climático demuestran que de la totalidad de la selva, la parte que tiene Colombia, por su ubicación geográfica, es la que tiene mayor chance de subsistir.

"Más del 90 por ciento de ese parque está prácticamente intacto", señala Julia Miranda, directora de Parques Naturales, quien ha liderado el proceso de su ampliación desde hace varios años. Allí se han reportado 300 especies de aves, 72 de escarabajos, 313 de mariposas, 261 de hormigas, seis especies nuevas de libélulas, siete de primates, tres de nutrias, cuatro de felinos, 48 especies de murciélagos, dos de delfines y 60 de peces. Y más de 30 tipos de cobertura vegetal. Por eso, el parque está postulado para entrar al Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Aunque el presidente anunció la ampliación del parque en Río+20 como si fuera un hecho, aún falta un paso clave para concretarla. Ya se logró, entre otros, que la Agencia Nacional de Hidrocarburos renuncie a promover bloques petroleros en ese territorio por su importancia ambiental. Pero está en curso, y no está claro el resultado, la consulta previa con las comunidades indígenas aledañas. Paradójicamente, de este espinoso procedimiento dependerá que la tierra de los karijonas, que según ellos dio inicio a la vida humana en el continente, se afiance como el salvavidas para su conservación.

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